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Cómo cubrir la violencia contra las mujeres y los feminicidios en México

Portada del Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México
Portada del Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México

En un país como México, donde 10 mujeres son asesinadas cada 24 horas, el ejercicio periodístico debe ser practicado con perspectiva de género: libre de estereotipos, de criminalización, estigmatización, revictimización, androcentrismo y discriminación.

Ésa es la meta del “Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México”, que “pretende ser una herramienta de apoyo para los medios de comunicación, equipos editoriales, de investigación y reporteo en los casos de violencia contra las mujeres y las niñas. Con la finalidad de contribuir a comprender la problemática, para poder cambiarla y ejercer una autocrítica que lleve a modificar y perfeccionar los contenidos, los discursos y los mensajes que se envían a la sociedad”, como lo señala Marcela Lagarde, antropóloga e investigadora mexicana, en la presentación del documento.

La guía fue elaborada como parte del trabajo de ONU Mujeres en la Iniciativa Spotlight, una alianza entre la ONU y la Unión Europea, en articulación con el Gobierno de México, para prevenir y eliminar la violencia feminicida en el país. El manual forma parte del pilar 3 de la iniciativa, el cual está enfocado en la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas y el cambio de las prácticas sociales que normalizan la violencia.

Bajo la autoría de Cristina Salmerón Arroyo, en coautoría de Lydiette Carrión Rivera e Isabel Montoya Ramos, así como la coordinación editorial de Karla Pasillas Bermúdez, el documento está conformado por seis capítulos. En las primeras páginas se da cuenta de que, a pesar de que el país cuenta con un amplio marco legal a nivel local y federal que protege a las mujeres y a las niñas de ser violentadas en los medios de comunicación, “son raras y casi nulas las veces en que algún periódico, revista, radiodifusora, televisora o sitio web de noticias ha sido sancionado por ello. Las sanciones que se han visto consisten en ‘extrañamientos’ que realiza la Secretaría de Gobernación y las multas suelen ser de pocos miles de pesos”.

Con el fin de aprender y detectar malas prácticas en medios de comunicación locales, en el capítulo dos, “Un recorrido por coberturas de violencia de género en la prensa mexicana”, se presentan siete casos cuya finalidad es “reconocer, superar y hacer un trabajo responsable y digno” en la cobertura de temas relacionados con la integridad de niñas y mujeres que han sido agredidas.

Por ejemplo, el caso Arlet, Evelyn, Nancy y los mal llamados “Monstruos de Ecatepec”, permiten detallar el manejo que se ha dado a la figura del asesino serial, los mitos y la realidad. Se ofrecen detalles sobre cómo los periodistas y medios abordaron este tema, las posibilidades de cubrir estas historias con perspectiva de género y las consecuencias legales.

En el tercer capítulo, los periodistas encontrarán diversos ejemplos de prácticas exitosas en la cobertura de feminicidios. Tal es el caso del reportaje Las muertas que no se ven: el limbo de los feminicidios, de Valeria Durán, publicado en Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que “dio cifras muy importantes para conocer que el problema de la máxima expresión de la violencia de género es mucho más atroz de lo que se piensa”, utilizando las siguientes estrategias:

  • Solicitudes de información a cada una de las Procuradurías y Fiscalías de las 32 entidades sobre el número de homicidios dolosos violentos contra mujeres.
  • Dar rostro a esas cifras: las madres de las mujeres asesinadas, sus familiares y amigos contaron esas historias de feminicidio que no llegan a catalogarse como tal por una serie de circunstancias.
  • Seguimiento al tema: revisar el avance que ha habido en cuanto a la tipificación de este delito en los distintos estados de México.

Con el fin de aprender a usar adecuadamente recursos gráficos con perspectiva de género, en el cuarto capítulo se ofrece ayuda sobre cómo dar un tratamiento no sexista o violento hacia las mujeres en el uso de fotos, videos, gifs, memes, entre otros.

En la parte final, las y los periodistas podrán encontrar una serie de recomendaciones

prácticas de lenguaje incluyente y no sexista y un directorio de organizaciones e instituciones públicas que brindan ayuda a niñas y mujeres víctimas de violencia.

Por Antonio Salas

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