Además de la actitud, se requiere continua capacitación en tecnologías
Ante el hecho innegable de que los recursos digitales han potenciado el trabajo de los informadores a niveles nunca antes vistos en la historia, también queda claro que ello obliga a una formación continua en el uso de estas herramientas. Adicionalmente, se requiere asumir que el periodismo de investigación sólo puede llevarse a cabo en la colaboración.
Durante el panel El papel del periodismo de investigación en los medios digitales, del Seminario Internacional de Periodismo de Calidad, que se llevó a cabo del 25 al 27 de octubre, las periodistas Hassel Fallas, Alejandra Xanic y Lilia Saúl, analizaron los desafíos del periodismo investigativo en la era digital.
Las panelistas coincidieron en la importancia que este tipo de periodismo tiene en las sociedades actuales a partir de que no son los medios tradicionales los que están desarrollándolo –salvo excepciones–, sino las iniciativas emergentes de la sociedad civil o los periodistas en proyectos entre pares.
Los objetivos que persigue el periodismo investigativo, que son el acercarse a la verdad e indignar para el cambio, requiere una actitud de rebeldía ante el poder por parte de los periodistas, pero también una especialización profesional continua, dijo Hassel Fallas luego de realizar una reseña de la evolución histórica del concepto a partir del movimiento Muckraker y del Caso Watergate, a principios y finales del siglo XX, como ejemplos de la denuncia mediática de la corrupción política.
Desde entonces ha persistido un debate sobre la pertinencia de que los reporteros adquieran conocimientos en técnicas y métodos de investigación, dijo la expositora.
Es éste un debate que se ha trasladado hasta nuestros días en relación al llamado periodismo de datos, “creo que nos falta comprender que en esta era informática, en esta era datacéntrica los periodistas debemos reforzar o debemos desarrollar un fuerte músculo intelectual y tecnológico para recopilar, analizar y explicar los datos”, dijo Fallas.
Ello resulta crucial porque la corrupción “cada vez más se oculta en entramados digitales, de operaciones digitales y de orden mundial”, de ello son ejemplo las investigaciones sobre los paraísos fiscales, como los Panama Papers.
Son este tipo de investigaciones realizadas con responsabilidad y rigor, que permiten al periodista y al medio ganar la “añorada moneda de la credibilidad”, pero para ello se requiere capacitación sobre el uso adecuado de las herramientas tecnológicas.
El problema, agregó Fallas, es que periodistas voluntariosos, pero sin capacitación, están siendo comisionados por sus medios para contar historias utilizando datos, lo cual no sólo es improbable que se pueda llevar a buen término un análisis, sino que no es ético, y de ello dan cuenta dos informes: El estado del periodismo de datos, de Google News Lab, y la Encuesta global de Periodismo de Datos de la Conferencia Europea de Periodismo de Datos.
Según las encuestas citadas por Fallas, los conocimientos de que carecen estos reporteros impreparados para esta tarea especializada, son cinco: 1) análisis de datos, 2) estadística, 3) visualización de datos; 4) programación y 5) Machine Learning o aprendizaje automatizado.
Hassell Fallas dijo que la formación de los periodistas ya debiera incluir herramientas más avanzadas como los lenguajes de programación R y Phyton para estar en condiciones de manejar cantidades masivas de datos (Big Data), así como en la comprensión de los algoritmos, que son básicos en las aplicaciones de Machine Learning.
Particularmente estos últimos –señaló Fallas– son requeridos para evaluar las estructuras de las bases de datos relacionadas con programas de política pública (acceso a educación, salud, etc.), para descubrir si existen disparidades que excluyen a sectores de la población. Y de aquí pueden surgir historias de interés general.
Para cerrar su intervención, Fallas recalcó que el periodista no se debe dejar deslumbrar por la tecnología, y recordar en todo momento que la esencia de su trabajo es salir al mundo real y ver cómo son afectadas las vidas de las personas: “No se puede hacer periodismo detrás de una máquina”.
En relación a este último punto, Alejandra Xanic y Lilia Saúl expusieron el panorama actual de gran emergencia de medios alternativos bajo una óptica de asumir una postura de verdadera independencia ante el poder.
Xanic mencionó a los siguientes medios emergentes latinoamericanos que exploran maneras creativas de contar la realidad: Ojo Público, de Perú, (ejemplo: The Big Pharma Project | La vida tiene precio); Armando.info, en Venezuela, (ejemplo: La mala leche de los CLAP que involucra a exportadores mexicanos del lácteo); Reporteros, de Perú, con la investigación a Keiko Fujimori, las tramas de corrupción de la alta política del Perú y toda la trama de Odebrecht en el continente americano. En México, iniciativas como LaverdadJuárez (fundada a mediados de 2018).
Estos medios emergentes están haciendo lo que otros no hacen, a partir de su propia agenda y de redacciones que funcionan distinto “desde la rebeldía” recalcó Xanic, quien consideró a estos medios como “superinspiradores y vigorosos” y que ojalá haya “una suerte de contaminación a los medios convencionales”.
Alejandra Xanic explicó otra variante de promotores del periodismo investigativo a través de lo que denominó “no medios”, que son organizaciones civiles que no buscan hacer negocio con el periodismo, sino desarrollarlo a través de la solidaridad local o internacional. Mencionó a ProPublica, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y Reveal, en California.
En esta modalidad trabaja Quinto Elemento Lab fundado en 2017. Se trata de organizaciones que incuban los proyectos de otros, que buscan los contenidos y las audiencias, para ello lanzan convocatorias dirigidas a periodistas independientes que proponen proyectos. Hasta la fecha Quinto Elemento ha recibido casi 200 propuestas y han elegido 12 en dos años.
A los proyectos elegidos se les provee de recursos y herramientas requeridas. Son los casos de La falsa filantropía de Salinas Pliego, de Carmen García Bermejo, y En carne propia | La pesadilla del clembuterol, de Beatriz Pereyra.
La distribución de los trabajos plantea retos pues en el caso de La falsa filantropía los grandes medios lo rechazaron, lo que ha llevado a “tejer alianzas” con otros medios como Aristegui Noticias y AJ+, incluso una historia puede ser publicado por décenas de plataformas aliadas.
Por último, Lilia Saúl de Connectas, explicó que esta organización sin fines de lucro fundada en 2013 y con sede en Colombia, es una iniciativa periodística que promueve el intercambio de información sobre temas clave para el desarrollo de las Américas.
Con este objetivo, la representante de Connectas dijo que se trabaja con reporteros independientes, inclusive en colaboraciones transnacionales “que son complicadas desarrollar”.
Entre los trabajos más relevantes impulsados por Connectas está Narcoislas, un tesoro entre dos océanos (una colaboración entre cinco periodistas en Panamá, México y Honduras). México en poder de mineras, Aduanas bajo amenaza del crimen organizado y Las muertas que no se ven: el limbo de los feminicidios.
El panel terminó con una sesión de preguntas y respuestas con el público asistente, a la que también tuvieron oportunidad de participar quienes siguieron el live streaming a través de YouTube.
Escribe
Bárbara Vázquez
Activa en el periodismo desde 1984
Administra el blog Muyjuarense.com | Frontera cultura
Twitter: @bvazquez4
Fotografía: Mario González