El País: Tu nombre. Tu sexo. Tu edad. Tu estado civil. La música que escuchas. Los últimos libros que leíste. Las notas que más te atraen. Lo que te gusta. Lo que te indigna. Esos son los datos que catapultaron a Cultura Colectiva como uno de los portales más visitados entre los millennials de habla hispana. Son también el origen de un escándalo cibernético de proporciones mundiales, que expuso públicamente 540 millones de registros de usuarios de Facebook, según las revelaciones que hizo el 3 de abril la firma de seguridad UpGuard. Tras el escándalo se multiplican las preguntas sobre el origen y el alcance de la filtración, el uso que se dio a esos datos y los límites legales y éticos de un negocio multimillonario que ofrece contenidos y mensajes hechos a la medida de los lectores; comprar audiencias y vender productos a los anunciantes, y hacer campañas teledirigidas a los políticos. Todo al alcance de un click. Todo a partir de información cedida voluntariament
Cultura Colectiva, un medio de comunicación mexicano que empezó a publicar en 2012, recopilaba datos de usuarios a través de su sitio web y de Facebook, y los metía en un algoritmo. En palabras de sus fundadores, era la «receta secreta»del éxito del portal, lo que les permitió diferenciarse del resto de medios y amasar una comunidad que supera los 40 millones de seguidores. El algoritmo les decía qué escribir, qué título poner a cada noticia, cuál foto debía acompañarla y predecir el impacto que tendría la nota.