Elaborado por Pikara Magazine, proyecto que trata todo tipo de temas sociales, políticos y culturales con una mirada feminista, el estudio «Contra sin legitimar. Violencias machistas en los medios de comunicación» contribuye y da claves y ejemplos para entender cuál es el lugar en el que los medios de comunicación españoles se encuentran actualmente para facilitar un mejor abordaje de las violencias machistas en el futuro.
«Cuando hablamos de violencias sexuales y feminicidios, cuesta que haya un discurso feminista que no revictimice ni culpabilice a las mujeres y que hable de una violencia estructural. A veces encontramos un contenido tratado con una mirada feminista, pero en el contenido siguiente te encuentras una información con un lenguaje sexista, con una foto en el que las mujeres aparecen objetualizadas, o un reportaje sin fuentes de mujeres ni feministas. Y, respecto a esto último, el reto es incluir fuentes feministas en todos los ámbitos: hay feministas en el mundo científico, en el mundo económico o de la psicología”, menciona Patricia Reguero, periodista especializada.
En el ámbito de la formación, las expertas consultadas proponen orientar los cursos y encuentros a colectivos estratégicos: las agencias de noticias, los cargos directivos de los medios, las productoras que aportan programas de entretenimiento, las y los fotoperiodistas, etc. También señalan la necesidad de formar a las fuentes formales, para que las notas de prensa y declaraciones que las y los periodistas reciben de instituciones, judicatura o cuerpos policiales no incurran en malas prácticas y aporten información y discurso valiosos. También señalan la necesidad de ampliar la formación en género en las carreras de comunicación, con una asignatura obligatoria el primer año para que el alumnado tenga una mirada crítica.
«En resumen, el objetivo no es nuevo: es hacer buen periodismo. Explicar, contextualizar, analizar, siempre desde el respeto hacia las víctimas, sigue siendo el objetivo. Hacer un periodismo crítico no significa no confiar en la justicia, pero sí atender a jueces y juezas que, también profesionales, cuestionan sentencias y procesos. Hacer un periodismo crítico es también poner el foco en los datos y no tanto en las decisiones personales de las protagonistas de cada caso. Y, por último, hacer un periodismo responsable implica no dar voz a un posible agresor ni contribuir al relato de la equidistancia, que reduce estas violencias a problemas privados entre partes», tal como se señala al final del documento.