Tener un enfoque de derechos humanos, evitar caer en desinformación y prejuicios que promuevan la homofobia o la transfobia, así como adoptar una perspectiva de género, son algunos de los grandes pendientes en la cobertura mediática sobre las personas y grupos de la diversidad sexual y de género en México y Latinoamérica.
Un buen punto de partida para los periodistas que abordan las problemáticas que enfrentan las personas con estas identidades son las guías de organizaciones vinculadas al colectivo LGBTQ+ y otras más que son promotoras de derechos humanos.
Para Maru Ludueña, periodista y cofundadora de Agencia Presentes, una organización de comunicación con base legal en Argentina, uno de los grandes desafíos para la comunidad LGBTQ+ es la forma en cómo se cuentan las noticias en los medios de comunicación.
“La violencia por prejuicios, tal como lo define la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, funciona con base en la complicidad social y eso es muy difícil de desarticular”, destaca la periodista, en su charla para la Fundación Gabo, sobre las narrativas que abordan temas de la población LGBTQ+ y el impacto que tienen en la sociedad en general.
A pesar de que en su país existe una ley de identidad de género “pionera y vanguardista”, la periodista argentina señala que todavía se publican “titulares muy discriminatorios y tratamientos periodísticos nefastos” que derivan en un “alto grado de invisibilidad de las noticias de la diversidad sexual”, cuyos temas sólo quedan en las secciones policiales.
Otro de los problemas que identifica es la falta de terminología adecuada, ya que se habla de “elección sexual” como si fuera una “condición” que las personas eligen, se confunde la orientación sexual con la identidad de género y “se criminalizan las identidades travestis”.
Por su parte, el medio digital mexicano especializado en la cobertura de temas de la diversidad sexual Pero sigo siendo el gay, dirigido por el periodista Humberto Vázquez Galindo, señala que en México “aún existen medios amarillistas que siguen linchando a la comunidad LGBTQ+” como lo hacía la famosa revista ALARMA, cuyos titulares de “mujercitos” entre 1963 y 1986 promovían la ridiculización de la imagen travesti, así como actitudes de transfobia y homofobia.
Las portadas de dicha revista sirvieron además como tema de una tesis doctoral y finalmente se convirtieron en un libro de la historiadora de arte Susana Vargas Cervantes.
Los retratos de quienes en su momento fueron calificados de “mujercitos” formaron parte de las expresiones de linchamiento público que promovían los medios de comunicación en la décadas de los 60, 70 y 80 en México; país que hoy en día ocupa el segundo lugar en Latinoamérica con el mayor número de homicidios por homofobia y transfobia, tan solo por de abajo de Brasil.“La revista que se hizo famosa por su cobertura sensacionalista de crímenes publicó 286 historias y fotos de los ‘mujercitos’ tras redadas policiales en fiestas clandestinas”, destaca en una de las publicaciones el medio digital Pero sigo siendo el gay sobre los titulares homofóbicos de la revista Alarma.
A pesar de lo que se ha avanzado, en los medios de comunicación latinoamericanos persiste el uso de frases y palabras como “falsa mujer”, “mujercitos”, “hombre de dudosa preferencia”, “mariconchos” y “puñal”.
El vocabulario y las expresiones utilizados en algunas notas periodísticas demuestran la necesidad de que los periodistas conozcan la terminología correcta para hacer referencia a los temas que involucran a la comunidad LGBTQ+.
Además, los medios comprometidos con la lucha por los derechos humanos y contra la estigmatización de grupos vulnerables tienen la obligación de visibilizar las problemáticas de este grupo de la población y mantenerlo como parte de su agenda.
La relatoría del taller sobre cómo contar la diversidad y cómo cubrir noticias e historias LGBTQ+, realizado por la Fundación Gabo, muestra los errores más frecuentes a la hora de cubrir noticias relacionadas con dicho colectivo y cumplir con la labor social que tienen los medios de comunicación.
“Esa experiencia de que nos enteramos de quiénes somos por un insulto, ahora decimos, esto no es así y no voy a tolerar que me agredas”, señala Camila Sosa Villada, escritora y ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020 en México, durante su participación en la charla de la Fundación Gabo.
Como persona transgénero, Camila Sosa Villada conoce la fuerza, el coraje y la adrenalina que se necesitan para salir a la calle y enfrentarse a un insulto y a la “violencia disfrazada en las preguntas” de algunos periodistas y “las narrativas homofóbicas” de ciertos medios de comunicación de su país.
En México existen medios especializados en la cobertura de temas LGBTQ+ como TimeOut, que junto al trabajo de una veintena de medios en América Latina, contribuyen a visibilizar a las personas pertenecientes a la comunidad e impulsan la lucha por los derechos humanos.
Para cambiar la perspectiva es necesario tener una mirada diversa, buscar alianzas estratégicas y trabajos articulados con colectivos LGBTQ+, además de conocer el lenguaje correcto y las definiciones precisas de la comunidad, dejar de contar las cosas con tanta solemnidad y escribir las noticias desde otras miradas y lugares, señala Maru Ludueña.
Por su parte, Camila Sosa Villada destaca que la cobertura de medios sobre la comunidad LGBTQ+ no debe reducirse a la nota roja sobre un transfeminicidio en la zona de tolerancia, sino que los periodistas deben cubrir historias de las personas homosexuales, lesbianas o transgénero que destacan por su trabajo, en la cultura; por sus relaciones de pareja y hasta por la forma en cómo salieron del closet, “para que los políticos los vean como sujetos votantes” y la sociedad los reconozca en sus diferentes facetas y de esa forma se camine hacia una mayor tolerancia.
Por: Christyan Estrada.
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Foto portada: Mercedes Mehling en Unsplash