El chequeo de información y no sucumbir a la premura de publicar antes que la competencia, son tan sólo dos de las sugerencias que dieron periodistas y académicos durante la charla “Desinformación y crisis de credibilidad en los medios, consecuencias para la democracia”, como parte de las actividades del Seminario Internacional de Periodismo de Calidad, en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la UdeG.
Mercedes Vigón, del Centro Internacional de Medios, señaló que el fact checking es una actividad fundamental para combatir las noticias falsas, pues se trata de una herramienta digital que ayuda a verificar imágenes y videos, y que está al alcance de un clic.
“Los periodistas pueden valerse de YouTube Dataviewer, herramienta creada por Amnistía Internacional con la que se puede conocer la fecha de subida de un video en dicha plataforma. Otro ejemplo de búsqueda a la inversa, para ver si cierta imagen fue replicada, es el propio buscador de Google; ahí se puede buscar la imagen, ya sea por medio de su URL o subir el archivo, así se puede conocer al dueño de la foto”, compartió.
Vigón consideró como clave que reporteros y editores hagan verificaciones sociales en las plataformas, como buscar la descripción del usuario de redes que haya compartido material.
“Contáctenlo, pidan información adicional sobre las fuentes; esto puede tardar un minuto y con eso se puede evitar un montón de consecuencias”, recalcó.
Rubén Alonso González, periodista y académico de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), añadió que la desinformación se difunde por medio de campañas de intoxicación y que inducen al error con argumentos verosímiles, factibles y falsas, ahora llamadas fake news.
“La fuerza del periodista está en su naturaleza dinámica, ésa que consiste en proporcionar información de calidad, necesaria e interesante para la comunidad. Esto lo debe hacer en función de la verdad, por lo que la información debe de ser verificable, pertinente, contextualizada y jerarquizada; un meme tiene tanto valor informativo como un documento de estudio técnico”, externó.
Dijo que no importa el tipo de producto periodístico siempre y cuando éste pueda sostenerse con información verificable y jerarquizada.
“Ver, oler, sentir, es la mejor verificación que el reportero puede hacer. Hay que estar ahí, en el lugar, y entrevistar; una máquina no podrá sustituir a eso”, indicó.
Sobre si un medio que sucumbió a publicar una nota falsa, Rubén Alonso señaló que “muchos periódicos o periodistas han ganado más siendo honestos ante un error, y son apreciados más que aquellos que ocultan en un tapete un error o lo borran”.
El doctor Juan S. Larrosa Fuentes, académico de UDGVirtual, condenó que las notas falsas sean borradas de los sitios web una vez que el medio es señalado por eso. Argumentó que eso atenta contra la memoria informativa.
“Una buena práctica es no borrarla, sino hacer las adecuaciones a la nota y que se ponga en la parte de abajo el número de modificaciones de la publicación. También se debe dejar la nota, pero precisar que ésta es falsa”, recomendó a los medios que cuentan con un portal web.
Larrosa Fuentes también habló sobre la importancia de verificar los testimonios de los entrevistados, pues éstos son el elemento básico para la generación del conocimiento.
El especialista en medios y producción informativa estableció las diferencias entre desinformación, que es la propagación deliberada de información falsa, con la “misinformación”, que es cuando alguien replica información que no es verdadera de forma no intencionada.
“De igual forma, la propaganda es un tipo de información no necesariamente falsa, pero que deliberadamente omite puntos de vista de un fenómeno y se concentra en propagar una visión unilateral de cierto fenómeno”, indicó.
Dijo que esto, al igual que la información periodística falsa, son utilizadas con fines ajenos a lo que busca el periodismo de calidad, que es difundir una realidad contrastada, con el fin de formar ciudadanía.
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Adriana González